
Porque cuando estoy cómoda en el sofá quieres ponerte a mi lado, justo donde no hay espacio, pero siempre acabas haciéndote un hueco como sea.
Porque llueva o truene, todos los días hay que salir a dar un paseo, parar en todos los árboles, meterse en charcos... y no paras hasta haberlo inspeccionado todo.
Porque siempre quieres ser el centro de atención. Quieres que te mime y te consienta todo, y por supuesto, siempre lo consigues.
Porque cuando llego a casa no me dejas ni entrar. Siempre estás esperándome en la puerta, ladrando y saltando, como si no nos hubiésemos visto en años.
Porque todas las mañanas estás esperando a que abra los ojos para darme tus lametazos de buenos días.
Porque siempre te duermes encima de mis piernas con las posturas más raras, y pobre de mí, si me muevo y te despierto.
Porque si no te doy tu premio me pones esa carita de pena.
Porque eres así... ¡para mí eres genial!
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