MEGUSTATUESTILO

martes, 17 de octubre de 2006

A UN NIÑO QUE VA A NACER CON EL MILENIO...

Todo está ya dispuesto para recibirte. Hemos trazado con estrellas de plata el camino de Santiago y la constelación de Sagitario en el techo de tu cuarto; hemos colgado de él los planetas; hemos ordenado tu ropita –amorosamente elegida por tu madre y por mí en mil tiendas distintas- en tu armario multicolor, y los primeros peluches duermen ya en tu cuna. Tendrás una madre un punto impertinente y caprichosa, pero lista, imaginativa y cariñosa, a la que le encantan los bebés, o sea, que igual te da dos o tres hermanos; tendrás un padre terco a morir y bastante desconfiado – es de barrio, sabes-, pero absolutamente sólido y fiable y encantador (los dos son buena gente, y, aunque aseguran que van a inculcarte una educación ejemplar, yo en tu lugar no me preocuparía demasiado). Tendrás un tío músico, que será tu padrino (capillita, claro está), y te enseñará a tocar el tambor y a jugar a la pelota y con las maquinitas y el ordenador, y te llevará a conciertos y a partidos de baloncesto y de fútbol. Tendrás una abuela, yo, que te inventará historias y te llevará al cine y a merendar chocolate con nata y te malcriará, según tus padres, demasiado (¿cómo no voy a malcriarte a ti, si he malcriado a mis amigos, a mis amores, a mis hijos y a mis perros?). Tendrás una cachorra chihuahua, “Candela”, que alejará tus miedos y soportará resignada tus perrerías. Y te prometo que a tu bautizo (católico, claro está) han sido invitadas todas las hadas del lugar, para que te cubran de dones, y que no habrá ninguna hada olvidada y rencorosa que te condene a ningún sueño de cien años. Pienso que somos tantos los que esperamos ansiosos tu llegada que eres ya un ser afortunado antes de nacer.


Y sin embargo, mi amor, hay frustraciones y disgustos que nadie va a poderte evitar. Habrá un día, espero que no demasiado terrible, en que, ante tus preguntas, alguien se verá forzado a explicarte esa verdad absurda de que la gente, toda la gente –tus padres y tú incluidos- muere. Y tengo que advertirte –tú lo oirás de todos modos, paso a paso, descubriendo- que el mundo que os legamos al concluir el segundo milenio no está muy lejos de ser el mejor de los mundos imaginables.

Tienes que saber que en un noventa por ciento del planeta tierra la existencia de los hombres es precaria y miserable, que la gente muere de hambre, que priman la codicia y la ignorancia, el fanatismo y la violencia, que a los débiles –los niños, las mujeres, los ancianos, los animales- se les masacra sin piedad, que en una estrecha franja se concentra la opulencia y el bienestar, y los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. Que los bebés no son esperados con caminos de Santiago y con peluches. Tienes que saber que, por un puro azar, has venido a nacer en la parte privilegiada del planeta, y ¡ay de ti!, si ese privilegio inmerecido no te hace sentirte incómodo y un poco, al menos un poco, avergonzado. Ay de nosotros si los que vais a nacer no os aplicáis en serio a componer un poco este maltrecho, injusto y para muchos, demasiados, invisible mundo.


2 Comments:

Blogger tito said...

me ha encantado la carta

1:50  
Blogger tito said...

hola; tengo justo esa misma carta que la encontré para mi único ahijado , el problema es que no recuerdo donde .

Podrías ayudarme de que libro es ?

Muchísimas gracias

18:03  

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