MEGUSTATUESTILO

domingo, 30 de julio de 2006

DE UN MODO U OTRO…

“De un modo u otro, todas las mujeres son prostitutas. Es la naturaleza”.

Algo así, entre atónita y furiosa, leí del sms de un telespectador de TNT del pasado lunes.

Antes que nada, debería felicitar a este muchacho, pues conoce bien sus orígenes.

Después de escupir, esta frase estúpida, que de lo único que me sirve es para ponerme a la altura de este engendro de hombre y no para canalizar mi rabia, les pongo al corriente del tema que trataba el citado programa: Si o No a la legalización de la prostitución.

Y ahora bien, yo me pregunto y les pregunto: ¿No tendríamos que plantearnos qué hacer con mentes de hombres como las que son capaces de enviar mensajes como ese, antes de hablar de legalización o de medidas al respecto?

Nunca me he caracterizado por ser feminista acérrima, pero lo que si soy, es mujer, y me siento ofendida.

Parece que últimamente todo lo que acontece en mi vida se reduce a este tema en cuestión. El pasado viernes me decidí por Melissa P en el cine. Aunque os parezca jocoso, la primera pregunta de los hombres allí congregados, era: ¿La P de qué? ¿De puta?; cuestiones acompañadas de enormes risotadas que suelen envolver la vanidad y el “sentido del humor” masculino.

En cuanto a la película, que es el tema, me pareció buena, pero confío que alguna más que yo, de las mujeres que ocupábamos la sala, sintió escalofríos en más de un momento del transcurso de la cinta. Afirmo que un 70% del total de las mujeres ( y creo quedarme corta), perfectamente podríamos escribir en algún momento de nuestras vidas, de un modo u otro, como ya decía ese espécimen; algún episodio similar de humillación masculina, como era tan frecuente en el diario de aquella pobre chica.

Me sentiría mejor si hubiese comprobado durante y después del desarrollo de la proyección de la película, que alguno de los allí presentes, y me refiero al género masculino, hubiese percibido el más mínimo atisbo de sensibilidad y compasión por Melissa. Todo lo contrario, me dio la sensación, a riesgo de parecer maquiavélica, que lo veían con total cotidianeidad, como algo que muchos, al menos hubiesen intentando alguna vez con los amigos a modo de juego; y ya para parecer más perversa aún, os diré que incluso a algunos, les sirvió de instrumento para la excitación, a juzgar por el aumento en la zona central de sus pantalones a la salida del cine, acompañados de esa sonrisa estúpida, que tanto me molesta.

Señores, el ser hombre no está entre las piernas; y si de hecho fuera así, muchos de los machotes que presumen de “paquete”, no darían la talla.

No se realmente qué quiero decir con todo esto, quizá sólo quiera hacer reflexionar a la sociedad a cerca del tema, o devolverle la bofetada dialéctica a ese señor que se quedó tan pacho en su sofá después de enviar el mensajito que ha colmado mi vaso.

No se. Lo que si se, es que las mujeres deberíamos estar avisadas contra hombres como estos, que seguro tendrán madre, esposa e incluso hijas. Pero como ya leí en algún sitio y dijo alguien… “El aviso no sirve en el amor, y otra vez algún alma cándida se enamorará de un hombre que después de hacer el amor, después de la compañía, después del tiempo; se sacuda el polvo de los días junto a ella, y encogiéndose de hombros, añada que él nunca se comprometió a nada, antes de salir por puerta”. Y es que, la mayoría queremos tanto que tragamos con todo, incluso con perder nuestra dignidad, con sus ausencias, con que algún día incluso nos vayan quitando algo del terreno conquistado.

Es posible, que esta época en que las mujeres están más solas que nunca, sea propicia para que crezcan hombres como esos, aunque se podría decir que han existido siempre: el que aprovechándose del amor de los demás no da nada a cambio.

Puede que algún día le vean la cara al verdadero amor, y tendrán suerte, porque cuando uno es feliz, no se acuerda para nada de las víctimas que dejó en el camino.

Termino aquí pidiendo mis más sinceras disculpas a todos los hombres que en nada se parezcan a los descritos y se hayan podido sentir ofendidos.

MELISSA PUTA