MEGUSTATUESTILO

martes, 5 de septiembre de 2006

En la silente soledad, de esta, mi mañana tardía, pletórico mi corazón por la imagen diluida en mi retina entre el sueño, el objeto soñado y la misma idea que lo engendra, acude, de forma harto curiosa, tu imagen... y entre el humo que forma aquello que tengo ante mi, como retrato de ángel que solo se intuye, aparece la razonable duda del miedo engendrado por un alma nostálgica, melancólica quizás, y, por ende, demasiado soñadora y atada al mundo de la fantasía. Tus labios se antojan fuente de eternidad de la que beban mis palabras, tus ojos, foco que ilumina el navío de mi ser para no perderse entre nieblas en esta mi noche constante y obscura. Tu pelo, lugar de peregrinaje para mis ermitaños dedos y tu cuello, ansiada isla para mis labios náufragos, sin nada más que besar, que la sutil mano de un ángel que nuca es de compañía, tan sólo transitorio. Dicen que no hay camino, que se hace camino al andar, si es así que corto fue mi camino, que perezoso fueron mis pies, si cuando ví un lugar tan hermoso como es todo aquel lugar en el cual tu estés presente, no sacaron fuerzas del viento para acercarse a ti... y al menos, contemplarte de cerca, para que así, cuando el óbito llegue a este, mi cuerpo mortal, vulgar, el cual me hastía hasta la misma saciedad, para que en ese momento trágico e igual de liberatorio que es el beso de la muerte, no pueda mirar al cielo y decir, yo lo contemplé, miré a los ojos a mi niño, lo intenté.... aunque no consiguiera nada, pero luché por saber si era verdad todo aquello que imaginamos una noche fría, en la soledad de cada cual, mientras la soledad del otro le hacía compañía.

A veces, soy yo porque sencillamente no estoy, es como si todo dejase de ser en mi, y todo aquello que hace grande a una mujer, la esperanza, el corazón, la voluntad de llegar a ser, empujaran mis dedos contra el teclado y pasase de ser una cáscara vacía, absorta en la trivialidad mas constante de la vida, a ser algo más, quizás aquello que se refleja en mis letras... mera fantasía. Pero una fantasía que hace posible al hombre vulgar, que le mantiene en pie, o casi, buscando la razón de su destino, el por qué de todo, la verdad sin camino... el sueño hecho realidad. Pero algo hay de cierto y es que, sin ti, muso, mis palabras no tendrían sentido, ni mi búsqueda sería la de un cazadora de sueños, sólo puedo decirte gracias por hacer de esta, mi mañana tardía y solitaria, una isla en la que se encuentren sin pudor, tu mano... y la mía.