Hay una extraña danza en mi reloj, los minutos abrazan a los segundos, y los números impares a los pares, me quedo mirándolos y estupefacta me pregunto que extraño regocijo les lleva a tan notable espectáculo. El tic tac se convierte en un tango, y juntas, las 3 y las 9 se abrazan llevando en la boca la rosa que crece a las 12, cuando la noche cae rotunda sobre ellas.

Miro el reloj… y sigo sin saber por qué tanta algarabía…

Un hada se me posa en el hombro, en el otro un pequeño demonio; a ese lo conozco bien, me hace compañía cada noche, - ¡vaya!, ¿por qué habrán venido a verme estos dos?

…..Ummm, no se, tendré que preguntarles, me susurran una cosa al oído…

“Mira, un sueño se acerca, el destino ha formado, de la arcilla de tus pensamientos, un ángel hecho carne, para que puedas imaginar el cielo, y si tienes suerte, contemplarlo… pronto el reloj pasa, con cada vuelta más rápido, no es el tiempo, es el deseo que de tu corazón parte, convirtiendo el devenir en olas donde bañarte, a la espera, de pasar junto a ese cielo unos breves minutos, será ese sueño, será el deseo, será la realidad, ¡qué importa!, baila con nosotros.”

Y entonces comprendo a mi reloj, entonces me comprendo a mí misma, ya se porqué bailan las horas…, es que me queda menos tiempo para estar junto a ti.

Gracias por tu compañía.